lunes, 9 de febrero de 2009

DEL PROFESOR Y LOS LIBROS DE TEXTO

Contrariamente a lo que sucedía en la antigüedad, hoy las matemáticas han dejado de ser una fuente de placer para convertirse en una materia difícil, en un terreno a menudo oscuro e impenetrable.
Los profesores muchas veces seguimos al pie de la letra un determinado libro de texto, y yo me pregunto ¿el mismo libro de texto sirve para todos nuestros alumnos? o mejor, ¿el mismo libro de texto es la referencia válida para los miles de alumnos que en toda España utilizan esa editorial?
Muchos de nosotros, de manera inconsciente, hemos pasado de ser profesores – educadores a ser “ponedores de exámenes-seleccionadores”. Explicamos unos contenidos escritos y diseñados por otros y ponemos exámenes para seleccionar los alumnos (buenos-malos, superan-no superan, pueden-no pueden…) con los mismos criterios de selección para todos. Me gustaría que me ayudarais a reflexionar sobre la siguiente cuestión: ¿Qué piensa un profesor que pone un examen y lo aprueban todos o casi todos sus alumnos? Muchos no lo considerarían fiable, lo verían como una situación anormal ya que “debe haber una proporción de alumnos que suspenden hagan lo que hagan”. Otros lo veríamos como un éxito, como un examen bien puesto en el que se ha preguntado lo que se enseñó y los alumnos han respondido bien, lo han aprendido. Hemos preguntado lo que hemos enseñado y no hemos puesto preguntas en las que hay que inventar métodos de resolución no explicados (¿a ver quién es tan bueno que es capaz de resolver este ejercicio?). Cualquiera sirve para ser seleccionador: “Vosotros estudiáis esto y yo os pongo unas preguntas para determinar si estáis en un bando o en otro, en la categoría de los que sí o en la de los que no".
La educación no debería tener como horizonte seleccionar a los alumnos con mayores resultados en los exámenes dejando de lado aquellos que no logran superar una determinada prueba, sino evaluarlos de acuerdo con sus competencias individuales y el desarrollo particular de su aprendizaje.
El objetivo de un buen profesor debe ser transmitir el máximo de conocimientos al máximo número de alumnos y su mejor cualidad adaptarse al nivel de los alumnos para que ellos puedan trabajar con gusto. No se trata de regalar buenas notas pero debería suceder que si un alumno trabaja debe aprobar ya que el alumno tiene el derecho a ser animado y motivado en su camino al conocimiento. Nada motiva más que el éxito.

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